La peregrinación en bicicleta hasta Manresa ya ha empezado para Juan Carlos y David, los dos trabajadores de Radio ECCA que partieron el 2 de julio  en bicicleta camino de Genevilla, pasando por Zumárraga, Aránzazu y la provincia de Álava.

Hasta asta el 8 de julio recorrerán en bicicleta el mismo camino que hizo Íñigo de Loyola en 1522 y que une Loyola y Manresa: cerca de 700 kilómetros repartidos en 7 etapas. Lo harán en el marco de la celebración de Ignatius500, el Año Ignaciano que conmemora el 500 aniversario de la conversión de San Ignacio. La peregrinación tiene un carácter solidario, y servirá para dar apoyo a la campaña Seguimos de la Compañía de Jesús para apoyar a las personas y colectivos más vulnerables que están sufriendo por causa de la crisis de la Covid-19. Los dos ciclistas tendrán el apoyo a lo largo del recorrido de dos jesuitas, Javi Bailén y Álvaro Lobo. 

La jornada previa al inicio de la peregrinación concluyó con la celebración de la Eucaristía en la recién inaugurada capilla de la Conversión, donde los ciclistas recibieron la bendición y pusieron este proyecto más que nunca en manos de Dios. 

La primera etapa de esta peregrinación solidaria comenzaba pasadas las siete de la mañana en la explanada de Loyola, acompañados por el superior del santuario y por el resto del equipo. El tiempo era claro y el día estaba despejado, algo poco habitual en la zona pero que nos ha permitido descubrir la grandiosidad del paisaje vasco.

Como está indicado en la ruta del Camino Ignaciano, la primera meta volante estaba situada en Azkoitia, para seguir por el antiguo trazado del euskotren hasta Zumárraga y Legazpi, para posteriormente ascender a Oñate y coronar en Aránzazu, donde paramos para descansar a los pies de la imagen de la Virgen. Sin embargo, la etapa no acababa en el santuario que tan bien conoció Ignacio de Loyola, pues nuestros ciclistas siguieron ascendiendo hasta el pico de Urbia, pudiendo así disfrutar de un entorno incomparable. 

“La primera etapa es la etapa reina del Camino Ignaciano. Mucha montaña, mucho desnivel y hoy nos encontramos con mucho calor del mediodía en adelante. Pero también parajes extraordinarios como los que vimos en Urbía. Una etapa de contrastes y en la que ha habido de todo” explica David Ramos. 

Después de tomar algunas fotos y disfrutar de la naturaleza prosiguieron su descenso hasta Araia y Salvatierra. Lamentablemente, la dureza de la etapa -cerca de 90 kilómetros y varios puertos de primera- y el calor asfixiante indicaron que sería mejor concluir en Opakua, para no forzar el cuerpo justo el primer día.

“A poco más de 20km del final, al pie del puerto de Opakua, decidimos parar y retomar mañana la segunda etapa en ese punto y enlazar con la segunda (Genevilla-Calahorra) que será más llevadera. El calor y la deshidratación hicieron mella y era importante no forzar para estar bien para mañana” nos contaba Juan C. Atta.

Y como se pretende en esta peregrinación, el trabajo no se redujo solo al aspecto físico en esta “etapa reina”. A lo largo de la jornada se prepararon vídeos, materiales y entrevistas para medios diversos y redes sociales. Asimismo, cada uno de los integrantes del equipo pudo disfrutar no solo de un tiempo y unas vistas magníficas, también la compañía de algún otro ciclista y de peregrinos habituales del Camino Ignaciano, también de los franciscanos de Aránzazu e incluso del encuentro casual y amistoso con don Jose Ignacio Munilla en la puerta de la Ermita de santa María de la Antigua de Zumárraga. Finalmente, pudieron concluir con un tiempo de paseo y descanso en la histórica villa de Laguardia donde disfrutamos juntos de la cena y del partido de la selección.

Síguelos en redes en #bicisIG500 y ve sus vídeos resúmenes en este enlace